viñetas-the meaning of life
me cojo a tu mano y empezamos a caminar sin rumbo, dejándonos llevar por el juego que nace de cada momento juntas.me divierte tu andar tranquilo ante la duda, cómo sin conocernos te arriesgas a llevar por delante tu personalidad antes que el bienqueda. te pegas a mí para buscar refugio y ante la falta de espacio y de confianza, lejos de ser una idea disparatada, funciona y nos sumamos un tanto. nos enrevesamos con una broma tras otra y a ti el trago se te esfuma casi antes de estrenar la caña. bebo de mi propia medicina que en ese preciso instante lleva el nombre de ad libitum y eso hago, voy a mi ritmo. dejando las calles atrás antes siquiera de andarlas, mi atención sólo va hilando los juegos con que nuestras palabras se cruzan, se solapan, se seducen,se muestran y cogen carrerilla sin cesar porque el conocernos es frenético. pierdo la orientación bajando por barrios que conozco porque no puedo dejar de saborear cada trozo que se va despojando de ti para que yo lo recoja y cada descubrimiento de lo que está rebosando en mí, queriendo inundarlo todo, pero sintiéndome flotar en esta sensación de calma, lucidez y excitación.
la fotografía de la nueva barra de bar en la que nos abrimos paso parece perfecta para esta secuencia de la película, en la cual te sigo ciega, envalentonada, sin temor ante la ausencia de frenos. el color ambar de la bebida, de la yema, de la luz amarillenta y metálica del lugar me acercan a ti de una manera en la cual parece que puedo atravesarte con mi mano y rebuscar a mi antojo, siento cómo tu accesibilidad mantiene la temperatura de esta incubadora de afectos que erupcionan limpios y naturales. ahora, fuera de aquel instante me permito salirme del recuerdo por un momento, del recrear la burbuja y transformo mi recuerdo torneando con un poco de sensualidad tu dedo rebañando los bordes de mi vaso.
vuelvo a zambullirme en el deambular por calles y plazas sin gravedad siguiéndome al antojo de mis pasos hacia el café de las columnas que a mí se me aparecen como piernas robustas dispuestas al baile, dando guarida a los que persiguen el duende, por eso casa patas.
los pasos, las calles no significan nada, sólo son excusas para más palabras. paso por alto casi cualquier estímulo externo, casi, porque solo ahora después de varias horas el cansancio amenaza con tomarle el pulso al embrujo."quién sabe". repostamos en otro lugar que lejos de traer raíces de otras experiencias vividas allí las corta, las guarda en otro compartimento y oigo el engranaje de los nuevos hilos que comienzan a tejernos y enrollarnos de nuevo en esta espiral tibia que nos acoge. de nuevo la luz no necesita de ningún retoque, todo va a merced del ad libitum, porque la lengua madre nos pone. me siento serena sin tener ninguna rienda cogida, ni necesitándola, como dentro de un flotador cubierto que me lleva en una cápsula donde la velocidad no es un factor a tener en cuenta. seguimos desgranándonos y exprimiendo para sacar todo el jugo, viciosas de esta experiencia única, dejando nuestras huellas sin marca por otro barrio más. como hipnotizada te alejas por un momento hacia el otro lado de la calle, segura de lo que te interesa hacer y te paras frente al arte para determinar y decides que esa imagen te resuena. sin cesar buscamos y buscamos y andamos sin el olfateo de los tiempos modernos, como dirigidas por una fuerza de la tierra hasta un último lugar donde seguir, porque no para y sigue y sigue. sin piña colada ni infusión, mi ansiosidad hace que mi mano masturbe un pico de la mesa mientras te hablo porque tengo el ansia de no querer dejar de hablar contigo y me dejo imaginar por un momento mientras hablas que acaricio tu cicatriz de la mano y que pruebo el dibujo de tus labios. y es el único reclamo de este tipo en toda la noche, pero la sensualidad no es algo turbio sino generoso y no es culpable sino necesariamente humano. como un imán el mutuo cobijo alarga el momento de la despedida y nos enganchamos al cordón umbilical para seguir conectadas a la vida pura.
La luz del día nuevo me bombea el pecho y el andar infinito tiende a elevarse y tentar al vuelo por la serenidad y el gozo del espíritu en el paseo solitario.
Como una fuerza magnética, la fobia te sienta pero enseguida me cuelo en tus redes con los códigos que rascamos anoche de nuestra piel y ganamos y me planto para reflejarte en mí y embuchar de nuevo. me zambullo en una espiral de letras que como las corrientes me arrastra hacia abajo, sin poder ver nada fuera del remolino, un remolino de color papel de periódico, con el diámetro ancho, no muy alto, girando a toda velocidad doblando las esquinas por cada rincón de la ciudad.
veo tu mirada pendiente para hacerme saber que estás ahí entre salas y que no me vas a perder de vista porque no querrías que fuese al revés.
y un adiós, que sucumbe después de agotarnos y desliza las viñetas de lo que nace por los raíles de la vida.
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