El maravilloso mundo de Zambombi

Wednesday, January 19, 2011

Elvira 2021,odisea en el espacio



Me saluda desde su descapotable amarillo Kill Bill, yo me limito a arquear las cejas y posteriormente a escupir dentro del encuadre que acoje un árbol urbano.
Me paro ante el semáforo. Cansada de esperar a que se ponga en verde, cruzo. Un valiente transeúnte vecino hace lo mismo.
Miro el escaparate de las alfombras, detesto las alfombras, no hay nada más inútil y antihigiénico en este mundo. Alfombras persas, como los gatos, persas, otros que también bailan, otro aspecto mundanal con el que no estrecho relación. Me intimidan, me acojonan.
Cojo el móvil inmediatamente después de ver encenderse su luz por casualidad, es ella, y ya habrá apagado el móvil.
Sigo caminando por aquella ciudad de embrujo y me recoloco el pañuelo. Hoy me duele la amígdala derecha más que la izquierda, qué raro. Me lo distribuyo de forma que no me apriete, si noto presión en el cuello me agobio enseguida y tengo que desechar inmediatamente la idea del pañuelo.
Veo aparecer a Pili por la esquina y me hago la tonta. Justo al pasarla se me vienen recuerdos de nuestra infancia, cuando grabábamos programas de radio en cintas de cassette durante tardes enteras. Mientras, escucho una canción a lo lejos, viene de la ventana de un piso, donde se ve el cambio de luz constante que provoca el televisor encendido. La canción..."quizás, quizás, quizás".
Paso por el puesto de flores de Bib-rambla y no sé por qué me acuerdo de aquella que fue, para luego ir y venir y después morir como nació, de la ficción, tenía nombre de flor, pero ahora no me acuerdo.
Diviso a lo lejos a Elvirita, la hija de mi primo, viene corriendo hacia mí con un globo de Bob Esponja en la mano y no me habla, me canta. Todo en sus preparados momentos me lo canta, sin duda tiene voz, a su padre desde luego no ha salido. Por detrás, su otro padre, cargando la bici que a la niña se le antojó traer para el finde con su tía.
Esta tarde la llevaré al cine, cenaremos pizza y para dormir, hoy por ser el primer día le contaré el cuento de las tortugas, para que vaya captando las ideas y pilares ideológicos de su tía. Lecciones hipnopédicas.
Buenas noches, no sabes cuántos momentos vivimos contigo sin apenas haber nacido y apenas conociendo yo a la que viene mañana con churros para desayunar. Pondré un rebosante plato de azúcar para que embadurnes los churros, a éstas alturas, voy conociendo tus debilidades,chata.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home