El maravilloso mundo de Zambombi

Tuesday, May 19, 2020

El efervescer de la musa





Mi cadera intentando bailar bajo la tuya al ritmo de tuz voz cantando bajito. Tu risa entrando en mi boca y resbalándose por las comisuras. Te mueves y te mueves sin abandonarme en ningún momento, con naturalidad, sin ceder el pulso a la quietud o a la formalidad. Las tontás me revolotean el aura dándole formas picassianas a la burbuja en la que estamos metidas. Aquí dentro no hay densidad, es un clima tibio que refresca las sábanas y los cuerpos y cuando te toco mis palmas y mis dedos calientes encuentran alivio en tu piel y amaso el cuerpo que me encuentro, pero con el gusto de cuando ya está dada la forma y sólo queda el gozar de la textura resultante entre las manos. Con ligereza me rondas y yo sigo tu rastro a tu paso por cada ángulo por el que apareces. Tu mano entra dentro de mi pantalón y el efecto térmico es el de un baño caliente cuando fuera no hace ni frío ni calor. Nuestros alientos se persiguen y se encuentran y puedo lamer tus labios frescos y que nuestras lenguas se deleiten ingrávidas la una con la otra mientras acerco tu cadera hacia mí y noto cómo tu pecho penetra mi barrera de energía limpia y decididamente. Todo es leve y no pensante, gustoso y no juicioso...y poco a poco las imágenes se difuminan en mi mente y se cuelan por una alcantarilla vaporosa por donde se esfuma la nebulosa de la fantasía.

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