Sólo quiero quedarme un rato contigo...o no...sí...

¿Y si en cuanto entres por mi casa te quito la camiseta y te estampo contra la puerta del baño?...sí, eso es lo que voy a hacer. Vale, reconozco que las hormonas me ganan todos los pulsos que echamos últimamente, pero es que no puedo controlarme...y estos días de olor por aquí y olor por allá me están llegando a emparanoiar considerablemente. ¿Cómo puedo decirte que en verdad me da miedo?...que no haces nada que me moleste, que me haga desconfiar...pero que sin embargo desconfío y tengo miedo a que me hagas daño, y es que no quiero sufrir por nada ni por nadie en estos momentos...y menos por algo que “por ahora” no me preocupa demasiado...

En mi chaqueta, tu aroma, casi obstruyendo el aire que pertenece a esa parte de mi cuello reposa incansablemente día tras día, y nadie le quita la intensidad, la ansiedad...

Me puedes hacer daño (dicen por ahí)...a saber. Y yo qué hago... Veo lejos ese daño, pero comprendo que pudiera suceder...puede suceder siempre, con cualquiera. Lejano, pero posible.

Ni unos tan buenos, ni otros tan malos, pues desde un principio sólo queremos quedarnos un rato, pero desconfío, primero y ante todo de mis propios sentimientos y de mi propia mente. Bueno, yo que sé, como siempre esa horrible frase hecha se me viene a la cabeza, pero esta vez no la pienso plasmar aquí. “No te fíes de mi cara de buen chico” dice la canción, pero es que con esa carita de buena chica...Y yo te abro la puerta cuando llames, te quito la camiseta, ¿ no?,te acorralo de espaldas a la puerta del baño, te arranco el sujetador ,te muerdo..., te llevo a mi cama y allí, pues nos quedamos un rato, con las fragancias haciendo de las suyas y las manos no respondiendo ante esas inhalaciones que me poseen...y lo demás pues que venga si tiene que venir, si no, pues nada, a dormir.