El maravilloso mundo de Zambombi

Thursday, March 22, 2007

Rememorando Julios..Ganas de Julio.Un Julio cualquiera...




Son las seis y cuarto de la tarde. Demasiado calor aún para bajar a la playa, dicen, y demasiado tarde para seguir durmiendo la siesta... Demasiado calor para tocar el violín y demasiada pachorra...
Me voy a la playa, si me aso... pues bienvenido sea el olor a chamusquina. Mis padres y mi hermana se quedan en casa, ya los dejo atrás mientras se siguen escuchando cosas como: "hija mía, cada día estás más loca...o más tonta ¡no sé yo! Es que a quién se le ocurre a estas horas con el calor que hace...¡Ay...!¡ponte la gorra!¡Y la cremaaa!¿la llevas?¿seguro que no te quieres llevar la sombrilla?". Esas tormentosas voces amenazantes ya se escuchan muy lejanas, y la cara de resignación de mi hermana, por abandonarla en pleno hervidero familiar, también queda lejos ya... Avanzo por la interminable calle que lleva a mi destino, voy viendo la bandera del puesto de "los vigilantes de la playa" (por cierto, me han dicho que este año hay nuevos/as...ummm...).¿La bandera?... amarilla, ¡uff!, eso es bueno, creo... ¿Y el viento?... levante, supongo que eso también es bueno. Cuando creo que las suelas de mis chanclas van a ser corroídas por el abrasante asfalto, levanto la vista y...¡por fin otro suelo! Estoy en el paseo marítimo, ¡oh...cuánto tiempo sin ver el mar...! Nada ha cambiado desde el año pasado aquí, ¡ah, sí! un bar nuevo con sillones que pretenden ser "fashion",pero en este pueblo todo aquello con pretensión de "chic" se queda en el intento, pero en el intento más cutre. Me compro una coca cola fresquita en el bar de Antonia y Antonia no me reconoce... pues es que la mujer ya va chocheando. Salgo del bar y decido que es el momento de quemarse los pinrreles con la arena...¡Pues a la aventura se ha dicho! Después de una intensa corretá me espera un refrescante chapoteo de pies en la orilla... Hay mucha gente por aquí... Entonces, con toalla en hombro, chanclas en mano y pelos de loca (los de siempre), me dispongo a patearme algunos que otros cientos de metros hasta llegar a un sitio tranquilo donde pueda dudar de dónde colocar mi toalla, pero no por la superpoblación dominguera, sino porque lo tenga todo para mí. Por el camino pienso y pienso... e imagino que a lo mejor con un poco de suerte me encuentro con alguna fulgurante figura...con la mujer o en su defecto hombre de mis sueños...y que a lo mejor me quiere acompañar... Soñar es gratis, por lo menos hasta ahora. Encuentro pues el sitio donde marcar territorio. Me quito los pingos playeros, dejo todo a mi espera en la arena y cogiendo ya carrerilla empiezo a divisar rápidamente, por si acaso no estoy sola del todo, y cuando me doy cuenta ya sólo puedo dar un salto, que es el que me lleva al placer más intenso de la tarde...¡Chaps!...bueno, a uno de ellos, pues todavía me queda secarme tumbada bajo el sol que poco a poco va perdiendo su fuerza, respirar profundamente mientras imagino historias imposibles y desandar el camino de ida con el atardecer de frente...Y llego y es de noche, y me encuentro con mis padres y mi hermana en la playa cuando todo el mundo se ha ido ya...es su hora de disfrute. Me siento con ellos, parece que la alteración y los humos se han distendido. Alguien ofrece una partida de chinos...y ¿quién se resiste a una (mítica de los Martínez) partida de chinos en la playa? Yo no, aunque siempre pierda... La poco "espabilá" me dicen... Puede ser.

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