El maravilloso mundo de Zambombi

Tuesday, April 21, 2020

Decimillas de fiebre





Con manto de plata noche
nos cubría el viejo olivar,
a cada paso que el cantar
enfrentaba el pardo boche.

A lo lejos un fantoche,
desos que otorgan callando,
siempre en el campo acechando,
saluda al cruce con sorna,
retorna entorna y soborna
con los ojos husmeando.

sentimentalismo goyesco




Coge los valses por fandangos
y en el impulso del compás,
vuelve a la tierra, vuelve conmigo.

Imágenes del santo encierro







A la sombra de una encina escribí la primavera que no vivimos.

La Candela zapateaba sobre las injusticias que los cachos de carne con ojos vociferaban sin escrúpulos ni humanidad.

El segundero lo tictacteaba los mensajes en el teléfono.

la leche de soja perecía en los estantes de los supermercados que los trogloditas se comían por pura ansia y deshumanización.

Los renglones torcidos jugaban a volver a la infancia de una época muy lejana donde sin embargo los años apenas habían pasado.

Sunday, April 19, 2020

Tierra






Viajo al futuro de una noche madrileña de verano y quedo contigo al final del día. Al vernos, un cariño, una necesidad y un abrazo infinito que hace temblar la aguja de la brújula tan fuerte que estalla el cristal.

Nos quedamos al límite del equilibrio de la balanza, sin saber a dónde ir ni para dónde tirar, con tanto tiento como sobresalto.

Sin proyecto ni proyección, en el limbo, sin la fuerza para traspasar el umbral y con el deseo agónico y una impotencia húmeda que se resiste pero que aguarda la muerte.

Siento el tacto de tu mano como aquella noche cuando bailábamos con la energía reconcentrada entre nuestros dedos y atrapo el calor de la raíz que nos une y que me atrae hacia ti, que por momentos se envalentona y toma la decisión de romper contra toda barrera que nos hemos levantado y que hace de esta relación una quimera.
Pero me sacude de nuevo un sudor frío y una pena que profetiza malos augurios y la razón de que mejor será no adentrarnos. 

Llegamos a la esquina y tus labios y tu pelo y esa cara tan de mi tierra me trasforman la línea de la mirada y el gesto se me vuelve tierno y de nuevo te adentras en mí, chocando contra las paredes, aleteando sin control y el aire que sacuden tus alas me eleva unos centímetros del suelo, tambaleándose mi equilibrio y sintiendo el vértigo de la abundancia y la claustrofobia del monocultivo.
No entiendo la lástima de mi espíritu si te reconozco y te acojo en mis entrañas, pero en lo más hondo de la tinaja emana el olor a alpechín y mis piernas no responden al estímulo de la huida y el agobio me genera pesadez y asfixia.

Me quedo oliendo tu cuello, apoyada en tu hombro y ahí deseo quedarme, en ese olor a masa aceite caliente esperando que amanezca e inhalando la esperanza de que un rayo de luz entre y espire esta mantilla negra que cubre el bochorno dentro de mi pecho. 

Monday, April 13, 2020

Me siento


mareada, maread, mareá, marea, mare, mar, ma, m...