El maravilloso mundo de Zambombi

Friday, April 29, 2011

El sueño despierto de una noche de primavera



Si pudiera ahora mimso vería una película, de dibujos, una de Pixar que hubiera sacado nueva, que fuera la mejor de todas las pelis que ha sacado Pixar. Me comería un trozo de pizza con mucho pimiento y cebolla y bebería agua fresquita de Lanjarón. Después dormiría diez horas seguidas levantándome sin ningún tipo de remordimiento de conciencia, tocaría el violín maniobrando para que todo me sonara a la primera, atendería una llamda en la que me comunicaran que tengo trabajo tres tardes a la semana, martes miércoles y jueves, así podría tener los findes largos para poder ir a miles de sitios, en su mayoría sitios donde me encontraría con gentecilla, preferiblemente gente con profundidad en la mirada, que según un amigo mío son la gente de la cual nos rodeamos. Luego me iría a comer con un grupo de personas en el cual se encontraría mi hermana. Luego me iría a ver y escuchar un concierto de cuencos tibetanos, a la salida me fumaría un cigarro que no fuera ni perjudicial para la salud y muchos menos perjudicial para mi garganta. Pasearía sin rumbo por La Latina sin perderme y me comería un bocadillo de calamares en compañía de una vieja amiga bióloga. Después llegaría a casa y me pondría a hacer manualidades para luego mandarlas a personas, los materiales estarían ya puestos sobre la mesa estando todo dispuesto para trabajar, estaría dotada de una habilidad algo mayor de la que me caracteriza en lo que se refiere al arte de la manualidad,escucharía una lista de música previamente seleccionada por mí para la ocasión y luego hablaría por teléfono, largo, tendido y distendido, dejando claro al final de la conversación cuánto me gusta escucharla reir.

Había una vez un pez merodeador que quería dejar un poco de lado el merodeo,



pero...¿y qué iba a hacer un pez merodeador sino merodear? Merodear en su rutina de forma que nunca sea rutina, lo cual no es una excusa aceptable para justificar su acusada falta de rutina. Merodear sus relaciones sociales de forma que no lleguen a ser tan íntimas como para enraizarse en el hábitat actual de la que debería ser su rutina. Merodear también los temas importantes que afectan a sus cercanos, haciéndose el erudito en temas tan simples que hasta un choto podría explicar. Es tan merodeador que hay veces que hasta merodea más de la cuenta inventando problemas inexistentes, sentimientos irreales o emociones falsas. Es tan merodeador que a veces sueña que vive en un (eco)sistema mejor, cuando posiblemente sea el pez merodeador con más dicha del lugar.

Sunday, April 10, 2011

Me limito...



...a tirar de la sábana para abajo para ver asomar tu pecho, tostado, siempre codiciable. Bajo un poquito más hasta que el calor de tu estufa me abofetea la mirada. Me apoyo sobre el brazo derecho para reubicarme por encima de tu cuerpo, cubriéndote, acolchando mis muslos entre tus piernas. Bailamos en vertical, tú debajo, yo arriba, jugando con tu boca hasta que tus labios agotan mi oxígeno y tengo que ir hacia tu cuello a por más. Beso tus hombros curtidos de canela y con sabor a miel con nueces mientras entro en una espiral mental que me voltea la cabeza, martilleando algún punto del cráneo que aún no ubico empíricamente. Me abrazas con fuerza, me contagio y te agarro sumisa a la presión de tus manos, y así me quedaría toda esta noche, dejando a ésta ir despegando nuestros cuerpos bajo la sábana que acabo de echarnos por encima...